13/11/08

AILING LAU

ETERNAMENTE



Allí estaba ella otra vez, envuelta en una seda lóbrega, cubierta de rosas marchitas se veía corroer por el tenebroso tizne del instante que le donaría sentimientos ajenos, sentimientos que se apoderarían de ella una y otra vez, robándose en cada combate perdido un pedazo de aquello que nombran humano. Ya no era vida, era un continuo atrevimiento a perder la entereza.

Pasión lúgubre por la cual sentía tanto pavor y rechazo, aunque necesario el instante de cavilación para la formación íntegra del ser, este no daba resultados positivos, por el contrario hacía que se inhumara tétrica al conocimiento más profundo de su ápeiron y más aún a la comprensión de la verdadera finalidad, a su vacía razón de nacimiento y muerte.

Sin agudeza alguna, pasó desapercibida la sed de venganza. Por cada humano que la privara de compañía, tres debían soportar la condena más cruel de Dante, equivalente a su maldita pasión. Tras de un largo periodo advirtió cómo su esencia desvanecía en el lago de la maldad de los ogros...

No. No. No. No puede ser, ella debía detener el monstruo que crecía en su interior y devoraba su sensibilidad. Deseaba ser mujer por la eternidad, y solo lo sería con el trago mortal... un sorbo... y lo ínfimo que restaba de humano en ella se quedó allí por siempre.


5 comentarios:

Anónimo dijo...

CAPSULAS DE SUEÑOS, FRAGMETADAS EN EL VACIO ETERNO, Y LAS LETRAS SON PEDASOS TRÉMULOS CUANDO EL FUEGO ESTAMPA SENTIMIENTOS.
QUE BUEN ESCRITO AILING

Anónimo dijo...

...mucho y nada.

Anónimo dijo...

el final es muy bello

Diego dijo...

Me gustan los textos circulares porque indican reflexión por parte del autor. Lo humano que se va perdiendo al principio... y lo poco que queda de él al final. Un abrazo.

kcoruam dijo...

“se inhumara tétrica al conocimiento más profundo de su ápeiron”

En donde el eco de los pasos volverá a retumbar, la razón exacta, la razón concreta, el traje de nada que viste al cosmos, pero el elixir del poeta para proclamar al silencio sus deseos, para tomar una botella de vino y desgarrar con una gota la garganta necia que grita ¡déjenme morir! mañana se me pasará…

Excelente texto¡¡ excelente¡’