30/12/15

Carlos Oquendo de Amat


3/1/14

Elogio a los poetas Mamertos (Poema)


Suena la marimba de los roñosos: Mao, Mao, Mao… el golpe, la reverberación de las tuberías, y la hoz sobre la sinapsis de las amebas.


El salón está listo, el lápiz está listo, el discurso neo-culebrero está listo, los pañales están listos:


Primer punto: Mamertos y Mamertas de Colombia, nuestra poesía incendiaria no tiene ídolos, ni Humpty dumpty, los Annunakis y la miseria perderá la dirección de nuestra filosofía. Somos capuchos del verso y la rebelión autista. Nuestro terrorismo patético tiene la suavidad de lo rural, y como porcinos le haremos el amor a las hortalizas, hablaremos de identidad en las selvas con teorías francesas, y en la barriada imitaremos al estilo de Bukowski. Recitaremos la poesía de los indignados y los excluidos con nuestra lengua viperina con síndrome de Tourette. Porque nunca nos callará nadie, ni la mierda de unicornio.


Segundo punto: Poli mazorcas, poli prepucios, poli artrópodos, basta ya de los conclaves poéticos. Compañeros mamertos, vivimos un momento histórico de liberarnos del yugo de la poesía institucional y academicista. Basta ya del coctel y el mutuo elogio. Basta de las dictaduras de los fachos poetas, nosotros haremos la revolución del vómito del gallinazo, pues los militantes de la mejor poesía de la ciudad, se tomarán las calles en la libre expresión de la imbecilidad: a la carga, a la carga.


Suena la marimba del herpes: Mao, Mao, Mao… la música del colectivo emborrach-arte, la mutación de los espermatozoides: las criaturas del Averno.


Silencio en Dubái: Poetas millonarios, somos los jóvenes poetastros, con ganas de ganarnos el premio nacional de apendicitis, la gente nos escuchará porque somos profetas: yo soy, sí, yo soy la verdad, nuestra secta se llamará: Somos jóvenes poetas. Nuestra misión de perros amputados, será el escándalo.


Silencio en Medellín: Alberto Aguirre sacó por tercera vez de la cárcel a Gonzalo Arango. Aguirre como si fuera un visionario le dice: Vea Gonzalo, en el 2013 unos culicagados lo imitarán y vos te morirás de la risa en tu tumba. Sos un hijueputa, influenciarás a un circo.


Silencio en Cali: El gago cinéfilo, el amigo de las narices periqueras de Mayolo, sentirá nuestro poderío al son de Lluvia con Nieve, somos invencibles párvulos hedonistas, suicidas desempleados, hijos bobos de la maracachafa, bailamos y bailamos nuestro rito de la sobredosis, y claro, los sub 20 tenemos un Caicedo en nuestro corazón.


Suena la marimba y el rito de la poesía Vogona, el rumbo está en nuestras manos : Mao, Mao, Mao...


30/12/13

Damian Salguero



ODISEOS BLUE’S. POEMAS TATUADOS EN LA PIEL DE UN CABALLO DE MADERA

Ciclo Primero: Julio.
CARTA PRIMERA.
<< EL NACIMIENTO.  >>


Fragmento 



.1 Yo nací en una ciudad imaginada por algún ángel borracho
que peleaba con el cantinero por una mujer que no recordaba su nombre,
que no recordaba su vuelo, ni el color de sus cielos.
Yo nací en la ciudad imaginada de un ángel
que nunca conoció el amor.
Nací en la imagi-nada ciudad donde Penélope
solía cantar y dibujar en las líneas de mis manos
notas al azar, puñaladas al azar.
10 a.m. -----------------------------------------------------7 de julio 20B 2
(Hora y día en que conocí a Penélope)
A Penélope la conocí un día antes de que ella se fuera a la guerra a enterrar los naufragios de la memoria, estaba vestida de jeans, con algunas flores en sus dientes, parecía una niña que recorría las calles sin afán alguno. Ella me sonrió y secuestró mis labios en un tiempo sin nombre que se atomiza en la memoria, ella hablaba escandalosamente mientras yo reía a carcajadas y escarbaba en su piel los imperios de sus padres que eran hechos de arcilla y agua.

Fuimos felices jugando con sus acuarelas, con el cabello que arrancaba de mi cabeza con sus dientes, construimos nidos entre las sombras de las casas y mis huesos, jugábamos en los arenales del barrio, en los columpios rotos por tanta lluvia de algunos diciembres sin nombres, Penélope vestía un traje de marinerita, otro minuto después estaba seca como el desierto, y se mojaba con su saliva, se revolcaba en la calle, montaba su bicicleta y aceleraba, jugaba, reía, se tiraba a sus calles, sus carreras, se tiraba contra las iglesias, era una niña vestida de ponqué, se vestía con el poema de algún silencio de bahareque, de barro, con una tela de papá canta cada cosa cuando caigo en los vientos del sol. En mis huesos crecía su angustia, en mis huesos crecían torcazas y tortugas, crecía la maleza y la selva, en mis huesos creció una montaña que se extendía en el diámetro de mis pupilas.
En las horas de la tarde, nuestras madres nos invitaron a comer. Comimos tranquilos. Nuestras madres se miraban, hablaban sobre amores y planetas, hablaban de mi destino y el de Penélope, nos aseguraron que viviríamos felices por siempre. Mi madre se detuvo en el color de la ausencia. Igual la madre de Penélope. Callaron. Se vistieron con las flores de algún jardín vecino. Bailaron ellas juntas, mientras Penélope y yo jugábamos, sus rostros parecían planetas incendiados, cantaban con fuerza, se congelaban en un vacío de hidrogeno y cafeína, nuestras madres parecían cascadas que cantaban con el viento del primer día de julio. Penélope me quitaba los huesos con sus dientes. Me sembraba en un jardín. Me desenterraba, me miraba, luego me volvía a dibujar y resucitaba en sus ojos de luciérnaga morena.

Cuando terminamos de jugar nos sentíamos cansados. Nuestras madres nos cargaron. No me pude despedir de Penélope. Cuando íbamos en el bus, mamá dijo que me iba a extrañar, que iba a pensar siempre en mí. El amor –dijo ella- es un pedazo de eternidad que dura un segundo amorcito. El bus seguía andando y la ciudad que estaba detrás de la ventanilla fue el primer golpe. El más duro. Ese golpe me envejeció veinte años, mi madre ya no me cargaba, me salía barba y quedaba solo ante el mundo. Sé que a Penélope le sucedió lo mismo cuando vio el mar por primera vez y zarpó a alguna guerra. Recuerdo que mamá me dijo que Penélope se iba para la guerra a desenterrar las arterias de la muerte. Quedé solo y dormido, y soñé que Penélope estaba montada en una nave, vestida de marinerita, atravesando un mar que ya estaba seco


__________________________________


1 Toda historia tiene un punto inicial, es necesario marcarlo. Este es mi punto inicial (.) Todo parte del silencio (.) Deviene palabra y luego se vuelve universo, este es mi primer universo. Mi canto, la canción de una lira eléctrica, yo soy Odiseo, el que narrara la rapsodia ciega de mis milenios guardados, este es mi punto inicial, y el resto llegara por añadidura.
2 B = 13, la morfología de ambos signos me pareció curiosa y a su vez juguetona.

27/12/13

Colección de Poesía Latinoamericana para Descargar PDF



Andrea Cote Botero - Puerto Calcinado

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Carmen Berenguer - Naciste Pintada

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Carlos Oquendo de Amat  - 5 Metros de Poemas

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Gamaliel Churata - El Pez de Oro 

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Héctor Hernández Montecinos - La Divina Revelación

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José María Lima - La Silaba en La Piel 

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José Lezama Lima - Poesía Completa

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Juan Luis Martínez- La Nueva Novela 

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Juan Ramírez Ruiz-  Las Armas Molidas

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Pablo de Rokha -Los Gemidos

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Raúl Zurita -  Purgatorio




Yax Kin Melchy - El Cinturón de Kuiper

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Conferencia dictada por Gonzalo Arango

Los invitamos a participar en un evento histórico.

El movimiento Nadaísta que alborotó a Colombia en la década de los 60
está de nuevo haciendo de las suyas.

La juventud, ese grupo al que el mensaje Nadaísta fue y continua siendo dirigido, está siendo expuesta de nuevo a esta información
que los inspira a manifestar esa capacidad de estar creando el mundo.

Tesoros escondidos por más de 50 años están de nuevo viendo la luz y entre ellos encontramos la viva voz de el profeta Gonzalo Arango mandando sus amorosos y poderosos mensajes que fueron enviados en los años 60 y que siguen siendo vigentes 50 años después.

Para celebrar la fecha de su nacimiento vamos a hacer una presentación de una de sus conferencias dictadas en el año de 1963.

La fecha del evento será el 18 de Enero de 2014.


13/9/13

Felipe López



II

Quiero corroer a los buques que desataron mis palabras: hundir el cielo, porque soy faro de galaxias, la luz de lo indefinido. Cartas marítimas no olvidan que fui agua, corriente de gritos, relámpago de todas las latitudes, tramontanas que golpean mis costillas, zona abisal, círculo: rosa de los vientos, dirección de vientos mutilados…

Con una tremenda náusea anticipada se alejan los buques, se abren las escotillas,
las bocinas de los barcos despiertan a los fantasmas, y piratas se anclan en el norte,
en el norte estrella Polar que iluminó argonautas, filibusteros, y todos inermes, babas de los dioses, se hunden de primitivos relatos, se hunden en La gran ola de Kanagawa.

Todo es un gran estallido de la rabia, zozobra, abandono a los seres sin lágrimas. Insensibles.
Embestidas marítimas en los acantilados, un devenir de dos dimensiones azules
que tratan de juntarse. Quizás en el horizonte se unifiquen, y el sol se dé un chapuzón de atardecer, la lluvia acaricia al cielo liquido, y todo lo evaporado vuelva al inicio. Todo es movimiento, arriba, abajo, burbujas estallan, nubes contra nubes,y un relámpago aparece, como si fuera una gran cuerda entre las dos dimensiones.

(Ah, el arpegio de las olas, sonidos, y nubes negras recuerdan al marinero portugués
cuando navegaba hacia el Porto de santos y su barco se hundía en una tormenta voraz.
Resignado gritaba lo indescriptible: Saudade, saudade. Fue la única vez en toda su vida, que una palabra lo salvó.)

Tortugas de los Galápagos llevan en sus caparazones los átomos de la génesis incierta. Encallar la lengua, oscilar entre los silencios, abdicar el mar donde se ahoga el cuerpo.
Me abandona el mar, y me queda las arcaicas branquias y todo volverá al inicio.
Seré de nuevo un pez marino. Eterno.
Marooned , Marooned


Ilustración: 

Hokusai, La gran Ola de Kanagawa

9/8/12

Convocatoria Antología de Poesía transgresora


1/8/12

Convocatoria Revista Innombrable