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JOSE ESTRADA



El día en que morí estaba sin fuerzas, pensativo y acongojado;
No sabía el motivo.
También era un día común y corriente,
Monótono y con escasas cosas que contar,
Hacia el mismo calor de días anteriores,
La genta caminaba con sus rumbos predestinados, así como el mío,
Y compartiría el día de morir con cientos de personas más,
Tal vez con o sin fuerzas,
Alegres y charlatanes,

O más mal que yo.




Envigado, 24 de febrero de 2009

ilustración: francis bacon