17/1/11

Sergio Agudelo

Todo de nada…

Triste como cuando un niño no encuentra, bajo aquel viejo árbol
siempre verde de navidad sus obsequios,
tan cansado como un hombre de mil años,
pero tan solo como un niño de cinco años sin su madre…

Absurda es mi letra, negociando en las bolsas internacionales
las acciones de un corazón que no vale ni un centavo de dólar
el centímetro cuadrado… Soy como un camello en medio de New York,
como un pez nadando en las dunas del Sahara…

Soy tan puro como un corista de la catedral de Venecia,
 pero tan impuro como una prostituta de las calles de Versalles,
 camino buscando lo que no se me ha perdido nunca en las miradas
de mil y un extraños… Son tantas las pérdidas, pero tan gratas las victorias…

Mirando a través de este frío monitor, que narra las vidas
 de cientos de miles, pero no entrega emociones al alma…

Somos todos de nada, de la nada que está y no está en nuestros seres,
en los poros de nuestras pieles, en las angustias arlequines de la corte
de la razón, enterrados en nuestras pieles, cubiertos de nuestras desgracias…

Somos la perfecta incoherencia, somos como todo lo dicho y como todo lo callado
no somos nada y eso es lo que nos hace grandes en medio de tanta nada.

Que nuestra nada no es nada comparada con la nada de fulano o mengano,
 y siendo así, que cierren las calles de las ciudades y nos convirtamos en esta realidad
oculta en medio de las mentiras del vivir sin vivir…

0 comentarios: