6/11/10

Felipe López


EL INTELECTUAL QUE SE VOLVIÓ SHOWMAN

Showman, me dijiste que pensar había pasado de moda y me enseñaste el sudor de bailar ante el público, me inventaste a los placebos de una película pornográfica, me diste aguardiente y juramos no volver a tomar por penas de amor. Dame las gargantillas de labia que tienes a las salidas de un colegio, juro no pensar en Marx ni en rescatar a Latinoamérica y “juguemos en el bosque…”. Cómo pedir elocuencia, fatua magenta… Me dijiste que me olvidara de istmos, soy tu papel en blanco, mi tinta es esclava de la zozobra. Showman, tu mundo es un vals, una vorágine de la fiesta de una quinceañera, me traicionaste sin dejarme dioses y sólo iconoclasta me siento. Quiero ser el engranaje del no tener que pensar, de reírme ante las conversaciones de las amantes que despotrican de los eyaculadores precoces; mi mundo es de aguas estancadas y mis años de flotadores con forma de pato. Quiero mirarme, quiero mirarme, quiero mirarme… Como un voyerista del Showman que quiero ser. Quiero ser un vulgar que le apuesta a la hípica, quiero ser don Juan de Marco y Gardel, el contrabandista de culturas orientales. Showman, te veo como un héroe western a la luz de una mágnum debajo de un panty rojo. Renuncio a los burgueses cafés, a la megalomanía de un insulto irónico. Showman, he sido tuyo, siempre la careta de intelectual cae por el peso de mi ignorancia.

0 comentarios: