23/1/10

DIEGO GALVIS











Vaga moral que se quema en cada parpadeo




Cuando el día se oscurece y la noche se ilumina,
El unicornio es atravesado por su cuerno,
Obligándolo a ser quien debería ser,
Incrustado en un supuesto destino, el cual debería sujetar
Con alas que no tiene, siendo así más real en este lugar,
Que a gritos, empujones y arrebatos nos hace sangrar papel celofán.

Cuando a la luna no le hacen falta más pedazos de escarcha
Los hombres bajo tierra que airean sus pies, braman y excretan cayos
Extendiendo sus manos en lugares donde antes, sentado pensé en purpura (…)
Los ratones que ahora eran ratas carcomen sus colas
Como queriendo cerrar un ciclo en ellos mismos
Como queriendo disipar su mal sabor de boca
Que tenían al morder la moneda bajo mi almohad.
Cuando un "cuando" se vuelve pequeño
Cuando un "cuando" no quiere crecer
Cuando él "cuando" no es "cuando" sino "de pronto"
Cuando creía que el "cuando" de ayer sería el de hoy
Me siento a esperar el rio que ya ha pasado antes,
Que ya ha crecido pero quiere volver
Porque piensa que de pronto, de nuevo vivirá en lacrimales.


¡NO BASTA! ... nunca lo hace
Nunca el cuerno ni la escarcha
Nunca la moneda ni sus lágrimas

De rodillas porque las uñas rompen el delgado hilo del camino
Parches de papel celofán que brotan desfilando tortura
Alas incendiadas que ya no sirven para deslizarme
Obsoleto a la luz de una fogata que destroza mis pestañas
Escarcha en mi frente que brilla como faro,
Que nadie ve...
Porque no hay vista
Porque no hay nadie.

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