26/10/09

ALEJANDRO GIRALDO LONDOÑO


A una mujer con muchos cigarros encendidos…

Camina por los parásitos de la ciudad, encontraba que cada esquina parecía un corredor alejado, ennegrecido y obscuro por el opio de las ratas que dejaban su aroma, y bien le daban un color fascinante a las mujeres de por allí,… Rabel, era un nombre lo bastante peculiar para una tan pálida, elegante, con una marca sutil entre sus cigarros… su música, su olor a “Frambuesa”… sus dedos azules… su ropa egoísta, sus ojos profundos y negros…, daba un poco de terror mirarla, contemplarle esos labios mordiscos y evitar irritables erecciones públicas…
Rabel, Rabel, putica mía, siento que cada vez me consumo más… no puedo lograr una letra, una exhalación, un embriaga-miento lógico…fácil… sin un poco de esa imagen fresca…una masturbación profunda, un poco de mis dedos entre esos pliegues azules… entre esos zapaticos negros, entre esa boquita rosa… a veces mis labios parecen drenarte, a veces mi cuerpo quisiera poseerte… y ya no tengo creatividad.
Rabel… Rabel… Putica, puta, niña… me observas desde lejos, sonríes, concluyes, como si pudieras calar mis labios desde tan lejos… como saborear esa confitura amarga entre los cigarros y una nicotina interfecta…
Rabel, Rabel, se me acaba la noche, las ideas y tus imágenes, las posiciones tan magnificas donde tu Rabel Blanco y culo se perfila entre mis manos morbosas, Rabel se me acaba mi cuerpo… mi semen, mi sangre no suple tu necesidad ni mi lujuria, y tú me masturbas entre tu sonrisa que mastica y mi lascivia que no cede... déjame en paz cadáver infesto… déjame mujer amadísima mía…

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Dulce sitio web, yo no hubiera venido a través de su blog antes en las búsquedas! Llevar adelante la obra excepcional!