21/4/11

Kelly Schweigen






DETRÁS DE UNA SOMBRA

La aurora se desliza entre los inmensos algodones del cielo,
pero mi habitación se derrumba en las cadenas perpetuas.
Estos ojos alimentados por lágrimas aclaman esperanza,
pero mis labios cosen sus pestañas sollozando oscuridad.

Mis latidos se apagan obedeciendo el tiempo,
la sangre transita cada milímetro de piel.
El dolor presiona mi conciencia,
la vida se esclaviza ante la muerte.

Aquellos dedos de terciopelo que alguna vez contemplaron amapolas,
se deshacen en la batalla,
Aquellos ojos cristalinos que admiraron su sonrisa
se funden como la esperma,
Aquellos rizos atezados que recorrieron su alma
se alisan al son de las cálidas heridas.
Aquel corazón que enloqueció con su mirada
se ahoga entre un vasto mar de espinas.

Desfallecen  mis párpados,
se sumergen en la inconsciencia.
Acaricio la luz,
floto en lagunas de seda,
besa mis piernas la libertad,
mi palidez se esconde entre las sábanas rotas,
la plenitud teje la carne una vez más,
el temor se debilita por los fusiles de la gloria.
¡Huye!, ¡aléjate!, grita mi despedida;
Entrego mi cautiverio a las rejas,
la melodía del aire recorre de nuevo mis orificios nasales
y mis pasos se aceleran como las águilas que galopan sobre los rosales.
Sigo mi sendero, detrás de la inercia, detrás de una sombra;
¡Espérame!
Deseo preguntarle… si aún sigo viva.



2 comentarios:

Caminante silencioso... dijo...

Excelente poetisa, de verdad me gusta leerle...

Anónimo dijo...

es como esconderse de lo conocido cuando no se ha perdido nada, no es ni bizarro es estupides.