9/9/08

Leandro Loaiza Largo



DIÁSTOLE

Una mañana despertó escuchando el horrible latido de su corazón, sabía que tenía uno y que sin mayores dificultades había trabajado bien hasta sus treinta años de vida, pero jamás lo había podido escuchar con tal claridad, palpitaba en sus oídos con un estruendo idéntico al de un bombo, caminó despacio hacia la cocina al ritmo de los latidos como si de pronto se fuera a caer al piso, bebió su café con la esperanza de despertarse y olvidar las pulsaciones pero nada pasó, se vistió deprisa y tomó un taxi que lo llevó a urgencias del seguro social, aturdido y medio sordo en la sala de espera, encogía los hombros con cada latido que golpeaba su cabeza, después de un rutinario chequeo de pasillo le dijeron que lo suyo no era grave, que pidiera cita por consulta externa, de pronto el hombre rompió en llanto, atravesó corriendo la calle y varias avenidas, llegó a la silla de un parque, hundió sus dedos en su cabello y halándoselo con todas sus fuerzas pegó un grito al cielo con tanta angustia que hizo que la gente de los edificios vecinos se asomara por las ventanas, el chorro de sangre que llenaba las venas de su cuello martilló con más fuerza en sus sienes, nadie lo ayudó, llegó a pie a su casa, había deambulado toda la tarde por la ciudad como un zombi sudoroso teniéndose la cabeza, resoplaba entre los dientes una espuma espesa y brillante, buscó en su escritorio un lápiz y un sacapuntas decidido a romperse los tímpanos, puso el lápiz primero en su oído mientras con la otra mano sostenía con el brazo extendido un pisapapeles, apretó los dientes y medio segundo antes de golpear la goma lo detuvo el silencio, dejó caer todo y mirando como temblaban sus manos lloró, lo hizo hasta que se quedó dormido.

3 comentarios:

Leandro Loaiza Largo dijo...

Ahora si salió la imagen, está una zimba el blog, también la imágen de Caravaggio, todo bien Monzo, nos pillamos y que gracias.

silvia zappia dijo...

sostuve hasta el final la respiración.
magnífico relato!

Un beso

Anónimo dijo...

Tomas
Muy bueno el relato. Me identifique y navegue mi historia. No de mi si de mi